jueves, 6 de marzo de 2008

El poder de las palabras











Imagina que has estado en cama varios días, por una gripe, por ejemplo.

Que te has recuperado y que piensas que ya es el momento de volver al colegio.

Imagina que nadie en casa te pregunta cómo estás, nadie te da un beso ni un buenos días ni un regalo en forma de regalo.

Imagina que sales a la calle y te encuentras con otros que van en la misma dirección que tú, pero eso, a ellos, les da igual. Ninguno se te acerca para preguntarte qué han hecho estos días sin ti; es más, nadie se ha dado cuenta de tu ausencia.

Imagina que llegas ya a la clase y ni el profesor ni los compañeros piensan que es importante que tú, exactamente tú, estés de vuelta.



Ahora imagina que tu madre, al levantarte ya curado, te da un abrazo y te dice: cuánto te quiero.Que sales a la calle y todos cuantos te ven, te saludan sonrientes.

Imagina que, al llegar a clase, tus amigos y el profesor te dicen: bienvenido, qué ganas teníamos de verte.

Que, ya por la noche, tu padre, tus hermanos, tu madre, alguien, se acerca a ti y te da la mano y un gracias por ser como eres.

Imagina todo lo bueno que, sin duda, mereces.

Que sepas que yo te quiero tal cual te veo, tal cual te muestras, porque eres mi hijo, mi alumno, mi hermano, mi amigo.

María Jesús Lamora



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